miércoles, 29 de junio de 2011

Capitulo 8

Más tarde los médicos dieron el diagnóstico de David.


-Hemos observado que tiene una pequeña fractura en la muñeca. Nada grave. No tiene traumatismos. Mañana le saldrán algunos hematomas que se le quitarán con el paso del tiempo. El brazo se lo vamos a escayolar ahora y tendrá que mantenerlo en reposo absoluto durante unas 3 o 4 semanas. Pasado ese tiempo deberán acercarse al hospital un día cualquiera a que le retiren la escayola. Si está perfectamente curado lo único que tendrá que realizar son movimientos que vayan refortaleciendo la muñeca. Si por algún casual se encontrará en proceso de curación se le vendaría. Respecto a las heridas ahora serán curadas por una enfermera. Pase a esta sala.


David entró en una sala blanca. 
-La típica sala donde había algún que otro armario lleno de vendas, apósitos y esas cosas que usan los médicos-pensó David.


En la sala no había nadie.
El ordenador estaba encendido y en él se veía su diagnóstico.
Un minuto más tarde llegó el doctor que le había informado anteriormente.
Se sentó enfrente del ordenador. No dijo nada.


-¡Claudia! Ven por favor, ya puede escayolarle el brazo a este chico.


-Claudia debe ser una enfermera-pensó David.


Entró una enfermera con el pelo canoso, baja, con algunas arrugas. Debería estar cerca de los 60 años. Parecía de mal humor.


-¿Qué te ocurrió?-preguntó Claudia.
-Me pegaron.
-Vale, pues pon el brazo encima de esa camilla que te lo voy a escayolar.
-¡Hasta luego chico! Mejórate-dijo el médico dándole un par de palmaditas en la espalda.
-¡Ay!-se quejó David. El doctor le había tocado en una de sus heridas y como era normal pues le dolió. Luego salió de la sala y se quedaron solos David y la enfermera.
Esta le vendó el brazo y le curó las heridas. David no dijo ni media palabra. Estaba un poco conmocionado.


-Si le hubieran hecho algo no me lo perdonaría en la vida-pensaba David. Estaba nervioso. Tenía miedo de que a su chica le ocurriera algo. Los tipos que le pegaron no se habían llevado lo que querían. El bolso lo dejaron tirado. Y a Amy no la tocaron. Podían volver a atacarla y ahora David no podía hacer nada.



Vuelta a casa.


Los padres de Amy llevaron a David y a su padre hasta su casa. Estaban cansados. Eran las 2 de la madrugada.


-¿Te duele?-preguntó Bárbara a David que estaba agotado.
-Un poco, pero no es nada. Lo han dicho los médicos. Se curará en poco tiempo.
Amy se había quedado dormida cuando David y su padre se bajaron del coche.
El volver a casa Álvaro cogió en brazos a su hija y la llevó a su cuarto. Eva, que se había quedado en su casa seguía dormida. No se había enterado de nada.
Al día siguiente David no fue al instituto. Sol. Calor. Agobio. Dolor. Cansancio.
No había dormido nada durante la noche. Las pastillas no le calmaban el dolor de la muñeca. Era imposible descansar.


Amy no quería ir a clase. 


-¡Voy a ir a casa de David!-le dijo a su madre enfadada.
-No. Si quieres puedes ir después de clase pero ahora no.
-Me da igual. Voy a ir. Fue por mi culpa. No es justo, ¿no crees?
-No, no es justo. Pero a él solo le han fracturado la muñeca. ¿A ti que te podrían haber echo? Mucho más hija, pero parece que no lo comprendes. Al coche. ¡Vamos!
-No.
-¡Si! Sabes que si no vas hoy a clase vas a estar castigada un tiempo y no vas a verle.
-A última hora no tengo clase. La de historia está de baja así que me voy a su casa.
-Vale.


Seguidamente Amy acompañada de Eva y Bárbara salió de su casa y se montó en el coche de su madre.


Un día tranquilo. Nada nuevo. El mismo rollo de siempre. Amy estaba preocupada. Tenía miedo de ir sola a casa de David. Las horas se hacían eternas. A Amy no le importaba en ese momento ningún tipo de teoría matemática ni el concepto de gravedad. 


David. No había nadie más.


Durante el recreo Amy no abrió la boca hasta los últimos 5 minutos.


-¿Qué te pasa?-preguntó Laura.
-Anoche, me atacaron…y David intentó defenderme y por mi culpa tiene una mano escayolada..-dijo Amy deprimida.


Aarón se acercó y le dio un abrazo.


-No pasa nada. Él se pondrá bien-dijo Carlos.


Suena el timbre. Quedan por delante 4 horas en las que Amy tendrá que luchar porque ninguna de sus horribles compañeras no le amargue la existencia.


Pasan 2 horas. Amy solo está pendiente del móvil. David lo tiene apagado. “¿Estará bien?” se pregunta.


Recreo de nuevo.


Silencio. 


Calor.


Más silencio.


Preocupación.


Alguien se pelea cerca de ellos. Amy ni se inmuta.


Solo queda una hora para poder verle.
Vuelta a clase. “Esta hora tiene demasiados minutos” piensa.


Vuelve a sonar el timbre. La pesadilla se acabó. ¿Se acabó?


Sale del instituto con miedo.


Comienza su camino. Cada dos pasos se daba la vuelta pero solo observó un pequeño perro abandonado que parecía seguirle. 


En el momento en el que divisó la casa de David a escasos metros echó a correr. 


-Por fin-susurro cuando su mano tocó la puerta marrón de la casa de su chico. Luego llamó al timbre. David abrió.


-¿Qué te pasa?-preguntó David preocupado.
-Nada.
-¿Te ha pasado algo? Pareces cansada.
-No, no me ha pasado nada. Tenía miedo de que me siguiera alguien o me pasara algo y cuando vi tu casa eché a correr hacia ella.
-Entra, ¿porqué no estás en clase?-preguntaba David mientras los dos se dirigían a la cocina.
-La profesora de historia está de baja y mi madre me ha dejado venir un rato contigo. ¿Cómo estás?
-Me duele un poco. Los antiinflamatorios no hacen nada. No vengas nunca más sola.


Durante unos minutos se produjo un silencio impenetrable. Amy bebía agua. David se sentaba en una silla y se dolía en silencio del brazo.


Amy intentó distraer un poco a David para que se quitara la culpa, pero era imposible. 


-David, no tienes porque estar así. No me pasó nada.
-¿Y sí te pasa?
-No me pasara-Amy lo abraza. En los ojos de David se podía ver la tristeza y la culpabilidad que el mismo se echaba.
Encendieron la tele.


Una hora más tarde aproximadamente sonó el claxon de un coche. 


-Es mi madre, me voy-Amy besó a David y salió de su casa. Afuera su madre la esperaba. Eva no estaba.


-¿Qué tal está David?
-Se le ve un poco triste. ¿Dónde está Eva?
-Se ha ido ha ido andando. Mañana tienes una cita con el médico que no se te olvide. Yo no puedo ir contigo, irá tu padre.
-Vale.


El resto del camino no se produjo ninguna conversación. El sonido que había era el de la radio, pero a ninguna de las dos le interesaba. Amy ni si quiera le prestaba atención. Bárbara estaba agotada y deseaba ir a casa.


Al llegar a casa Bárbara entró y vio que la mesa estaba puesta y la comida servida. Álvaro lo había preparado todo. Amy picoteó un poco y después se marchó a su cuarto. Mañana sería el cumpleaños de su madre y tendría que ir a comprarle un regalo. Llamó a Laura para que la acompañara.
-Laura, ¿esta tarde estás disponibles para mi?
-¡Claro que sí cariño! ¿Qué quieres que hagamos?
-Pues, verás mañana es el cumple de mi madre y me gustaría salir esta tarde a comprarle algo.
-Me parece bien. ¿A qué hora me paso por tu casa?
-Sobre las 6 ¿vale?
-Perfecto. ¡Oye! ¿Qué tal está David?
-Pues se le ve un poco deprimido, sé que es por mi culpa pero supongo que con el paso de los días podré irle animando.
-Se echa él las culpas de lo que pasó pero no las tiene.
-Sí, por eso me da rabia que esté así…
-¡Bueno no pasa nada! Esta tarde le compramos unos dulces se los llevamos y seguro que se anima un poco y en cuanto acabe los exámenes sale con nosotros, además tenemos que ir prontito a la playa que me quiero poner morenita ¡ya!
-Vale. ¿Qué le puedo comprar a mi madre?
-Pues no se la verdad. Cómprale algo de ropa.
-No tengo mucha pasta. 
-Habla con tu hermana.
-Un momento, no cuelgues-Amy se separa el teléfono de su oído-¡Eva! ¡Ven!
-¿Qué?-pregunta Eva
-¿Quieres comprarle el regalo de cumpleaños a mamá conmigo. Había pensando en comprarle algún vestido, o algunos zapatos o una pulsera. Algo no muy caro.
-¿Cuánto dinero tengo que poner?
-No sé, yo tengo 20€ pon tu otros 20 y vente conmigo y con Laura esta tarde a comprarlo.
-Vale, yo quería comprarle esos pendientes que lleva mirando desde hace tiempo, cuestan 35€ nos viene perfecto, además  he hablado con papá y dice que le va a comprar el colgante que va a juego.
-Genial. Está tarde a las 6 nos vamos.
Eva salió de la habitación de su hermana y Amy retomó su conversación con Laura.
-Ya sé lo que le vamos a comprar.
-Vale, está tarde me paso a buscarte. Un beso enorme. Hasta luego.
-Adiós.


Laura llegó y las tres chicas se marcharon a por el regalo de Bárbara. La tarde estaba tranquila. Laura y Amy hacían planes para las vacaciones, querían ir a la playa durante una semana, pero no tenían dinero suficiente como para alquilar un piso, así que planearon llevarse sacos de dormir y quedarse en una casa abandonada que hay a pocos metros de la playa.

domingo, 19 de junio de 2011

Capitulo 7

-¡Sorpresa!-gritaron todos los invitados a la fiesta.
Amy se quedó asombrada y se acercó a sus amigos para darles las gracias.
-No hacía falta-dice Amy.
-Si que la hacía-dice Aarón.
Para el gusto de Amy había demasiada gente, a alguna no la conocía porque eran invitados de alguno de sus amigos y de los que conocía no tenía la confianza que tenía con sus amigos.
-¿Qué te pasa?-preguntó David.
-Nada ¿Porqué?
-No se, te noto distante, rara, ¿no te gusta la fiesta?
-Sí, claro que me gusta es genial.
David abraza a Amy mientras hacia ellos se le dirige un conjunto de amigos de su instituto que hasta hace muy poco tiempo eran muy amigos suyos pero formaron una banda y se distanciaron un poco.
La felicitaron y le dieron dos besos.
Parecía que la gente estaba divirtiéndose.


Una semana más tarde Amy había comenzado otra vez con su odiosa rutina.
Habían sido las mejores vacaciones de su vida sin lugar a duda; una semana con su chico, sin sus padres. Una semana en la que cada uno de los latidos de su corazón le decían a David un te quiero. Una semana en la que todos y cada uno de los paseos que daba con él, eran únicos, inolvidables, memorables. 
Poco a poco pasaban los días y Amy tenía una sonrisa mucho más verdadera. Era feliz.
Le quería.
Sí.
Le quería, no había ninguna duda.
Una de las tardes en las que Amy no tenía que estudiar se fue a casa de su chico.
Antes de que anocheciera, el padre de David llegó a su casa. 
Amy decidió marcharse antes de que anocheciera para que David no le tuviera que acompañar, pero él no lo permitió, así que Amy se quedó en su casa hasta las 22:00.


-Me tengo que ir ya David-dijo Amy mientras David ayudaba a su padre con la cena.
-Vale, te acompaño.
-No es necesario. No me pasará nada. Voy yo sola.
-No quiero que vayas sola, no me gusta. Este barrio no es seguro y menos de noche.
-Tranquilo. Cuando llegue a mi casa te llamo. Hasta luego.
-Vale-dijo David inseguro. Tenía miedo. Un mal presentimiento.


Amy salió de la casa. La noche estaba bastante oscura. La luna no alumbraba aunque estuviera llena. Estaba nublado. Parecía que por la madrugada habría tormenta.
David tenía miedo de que se fuera sola y se quedó observando por la ventana.
No se veía prácticamente nada.
Las farolas de la calle no daban la suficientemente luz como para ver si alguien caminaba cerca de Amy, o si algún animal estaba por allí.
Estaba asustada.
Al salir de la calle en la que vivía su chico oyó un ruido. Parecía que se hubiera caído algo. 
Su mirada se giró pero no pudo ver nada.
La luz de las farolas era cada vez más débil.
-El ayuntamiento se gasta el dinero en luz seguro-pensó irónicamente.


A lo lejos se oían pisadas.
Alguien corría.
No era solo una persona.
Las pisadas cada vez estaban más cerca. Sonaban por todos lados.
Alguien le seguía.
Amy echó a correr. No tenía orientación. No sabía donde estaba.
Mientras corría su corazón se aceleraba. Tropezó varias veces, pero ninguna de ellas se cayó.
Divisó lo que parecía un callejón. Le parecía seguro.
No lo era.
Su respiración se oía metros atrás.
Pasado unos minutos se tranquilizó.


Al salir del callejón alguien le agarró por la espalda. Su respiración se volvió a acelerar. Noto el aliento de ese alguien.
Otra persona llegó y le amenazó con un cuchillo que ella no podía ver pero si notó el roce que tenía contra su cuello.
Había alguien más. Se reía.
El que la tenía sujeta le quitó el bolso. Le robó todo el dinero. Mientras el chico del cuchillo le desabrochaba el pantalón.
Amy no decía nada.
No era capaz. Su corazón latía muy rápido. Lo podían notar cualquiera de los violadores.
Segundos después alguien corría hacia el callejón.


-¿Otro?-pensó Amy aterrorizada.
-¡¿Qué coño hacéis!?-gritó. Parecía la voz de David. Era él-¡Dejadla!
El chico que le estaba desabrochando el pantalón se giró y le dio una patada en la barriga.
Todos se encararon con él. Amy estaba libre pero no podía moverse de allí sabiendo que David estaba sufriendo una paliza que le podría costar la vida.
El cuchillo estaba tirado en el suelo.


-¡Vete!-gritó David.


Amy cogió el cuchillo y tiró de uno de los violadores hacía ella.


-¡Soltadle o le clavo el cuchillo!-dijo Amy.
-Dejadle-dijo el chico que tenía sujeto Amy con cierto tono boliviano y asustado.
Los tres tipos salieron corriendo y dejaron a David dolorido en el suelo. 
No se podía mover.
La paliza había sido brutal.


Amy logró levantarle. Fueron a casa de Amy. Estaba más cerca de lo que parecía. Los padres de Amy llamaron a la policía.


-Buenas noches-dijo Álvaro.
-Buenas noches, ¿qué ocurre?-dijo un policía al otro lado del teléfono.
-Mire, mi hija venía de casa de su novio cuando una panda de violadores intentó violarla. Su chico que iba detrás de ella intentó defenderla pero ellos le pegaron una paliza. Quería denunciarlo.
-Vale. ¿Me puede dar la dirección?
-Si por supuesto-mientras Álvaro hablaba con el policía Amy y Bárbara le curaban las heridas a David que apenas podía moverse.


Llamaron al padre de David. Luego llegó la policía.


-Sabemos de las personas de las que se tratan. Es un grupo que normalmente actúa por el norte de la ciudad. Llevamos siguiéndole  el rastro desde hace tiempo pero siempre logran despistarnos. No son españoles.
-¡No! Tienen un acento boliviano-dijo Amy.
-Si sabemos que son sudamericanos. No pueden andar muy lejos. Gracias por su colaboración.
-Gracias a vosotros-dijo el padre de David que estaba tumbado en el sofá y no dijo nada.
Más tarde lo llevaron al hospital para comprobar que ninguna de sus heridas eran graves y que no tenía otro tipo de lesiones.


-Las heridas no son graves, en un par de días se encontrará perfectamente. Y creemos que puede sufrir un pequeño esguince en la muñeca izquierda. Le vamos a realizar ahora una serie de radiografía en ambas muñecas para comprobar el grado de gravedad de la lesión, y para confirmar que es un esguince o algo más grave porque ahora mismo no le puedo asegurar nada. Se le está hinchando demasiado. Después de hacerle las radiografías bajara aquí de nuevo y se le aplicará hielo en esa muñeca que no me da buena impresión.
Esperemos que no sea nada grave y que no tengamos que operar.


A David le hicieron las radiografías. Pasado unos minutos en los que los médicos estaban comprobando si las radiografías estaban correctamente realizadas David bajó e nuevo a la sala de espera. No mencionaba palabra. Amy intentó entablar conversación con él, pero le resultó prácticamente imposible.


-Gracias por defenderme-dijo Amy.
-¿Qué podría hacer?
-Pues no haberte metido, haberlos dejado que me hicieran lo que quisieran. Llegaría un punto en el que yo no me dejaría. Y…ahora estás lesionado por mi culpa-a Amy se le escapó una lágrima. Le quería demasiado como para hacerle daño, pero se lo hizo. Se auto culpaba de las lesiones de su chico.
-No iba a permitir que esos asquerosos te tocaran un pelo.
-Lo siento.
-No tienes que sentir nada-dijo David tristemente-debería haberte acompañado.
-¿Qué ganabas así?
-Seguridad. La culpa a sido mía. Si yo no te hubiéralo dejado irte sola nada de esto habría pasado.
-Ponte el hielo en el brazo, te vendrá bien-susurró Amy intentando cambiar de tema.
-No pasa nada de verdad. Me pondré bien.
-Te quiero-dijo Amy. David la besó.



lunes, 13 de junio de 2011

Capitulo 6


Cuando acabaron de cantar Amy agachó la cabeza  y todos le abrazaron y felicitaron.
-¡Toma mi regalo!-dijo Aarón. Amy se esperaba lo de siempre, alguna prenda de ropa que a ella le encantaba y que no se lo podía permitir. Y así era.
-¡Aarón! Estos vaqueros son carísimos.
-Lo sé, por eso los tienes que llevar tu.
-¡Gracias!-Amy le abrazo y recogió los pantalones. Luego sonó el timbre y fueron a clase.
Al salir de clase, todos se fueron a comer juntos. 
Allí Laura y Toni le dieron su regalo. Laura le regaló un colgante de plata y Toni un CD con canciones cantadas por él.
David no se lo dio porque lo tenía en su casa.
Después de comer todos se fueron a su casa y David y Amy se fueron a casa de David.


-¡Ahora tienes que abrir mi regalo!-dijo David.
-¿En que idioma te dije que no quería regalos?
-En polaco quizás porque yo no me enteré de eso-David se ríe y abre la puerta de su casa. Luego va a la habitación y le lleva a Amy la foto que se hicieron juntos en el instituto enmarcada y en un tamaño más grande.
-¡Es genial! Me encanta de verdad. Muchas gracias-Amy le besó.
-Toma.
-¿Esto qué es?-David le entrego un papel pequeño a Amy.
-Ábrelo.
Al abrirlo, en el papel había escrito un mensaje:


“Vale por un siempre juntos. Te quiero”


Amy abrazó a David. David la besó. Comenzó a acariciarla, a tocarle el pelo. La tumbó en el sofá. Pero Amy tenía miedo.


-Para David.
-¿Qué pasa?
-Soy virgen.
-¿Y?
-Tengo miedo, lo siento, esto es, no se. Tengo miedo-Amy está temblando.
-No pasa nada cariño-David se conformó con abrazarla y besarla durante toda la tarde.
Amy sabía que si esa relación era para siempre algún día tendría que pasar, pero ella era una chica temerosa. A Amy le gusta estar segura de las cosas. Prefiere pensar las cosas dos veces a luego arrepentirse. Aunque no siempre es así, en ocasiones tiene impulsos que le pueden crear consecuencias. Se puede llegar a olvidar de todo y solo concentrarse en su objetivo. Pero este no era ni el momento, ni el lugar apropiado para ella.


-He pensado en ir este fin de semana a la playa o a algún sitio. Donde tu quieras. Elige.
-Pues no se. La verdad que me da igual.
-No, yo sé que no. Tus padres se van. ¿Dónde quieres ir?
-Me da igual dónde estemos. Yo quiero estar contigo y con nadie más.
-Vale, pues ya veremos. Cuando te levantes por la mañana me lo dices y sobre la hora de comer nos vamos a donde tu quieras pequeña.
-Te quiero-le susurró Amy a David al oído.


Cuando el sol ya se estaba escondiendo y la luna tenía ganas de poner su blanquecina luz sobre la ciudad Amy se marchó a su casa.
Allí le esperaba toda su familia para cenar.
Se dio una ducha rápida y se sentó en la mesa con sus padres y con Eva.
Su padre que aún no había visto a su hija cumpleañera la felicitó.
-¿Seguro que no quieres venir de vacaciones con nosotras?-pregunto Álvaro.
-No, porque como ahora tiene novio pues se olvida de su familia-dijo Eva.
-¡Cállate!-le dijo Amy furiosa a su hermana que se reía.
-Cómo tu quieras.
-No quiero ir papá. Prefiero pasar esa semana con mis amigos.
-Vale. Me parece bien.
Amy sonríe. Piensa que las únicas personas que le entienden son su padre, Laura y a veces Aarón y Toni.


Mientras Amy cenaba, Laura estuvo hablando con Toni por MSN.


-Hola, ¿qué tal?
-¡Guapa! Bien ¿y tu?
-Bien. Oye, ¿Laura habló contigo de algo sobre mí?
-Sí y quería decirte que me encantas, que para mí significas mucho, que puede que tú solo me veas como a un amigo pero yo no, no puedo, porque son ya muchos años juntos, y si, puedo diferenciar la amistad del amor, y esta vez lo diferencio perfectamente. Te quiero pero como a algo más que a una amiga. Tu has sido la que siempre has estado ahí en las buenas y en las malas, como una buena amiga, y como dicen, el roce hace el cariño y yo te tengo demasiado aprecio, cariño, admiración…llámalo como lo quieras llamar pero eres lo mejor que me ha pasado en toda mi vida, y no te cambio ni por todo el oro del mundo.
-:O me has quedado impresionada. Pues mira, si quieres que te sea sincera como tu lo estás siendo conmigo, tú para mí también eres bastante especial. Y la conversación que tuvimos el otro día me hizo abrir los ojos, y me di cuenta de que si te pierdo no se que haría porque eres demasiado esencial en mi vida. Cuando me dijiste que quizás te marchabas de la ciudad me sentí un poco estúpida porque me di cuenta de que lo eres todo y más y bueno, no tengo muchos más que decir. Que te quiero.
-¿Quieres salir conmigo?
-Sí ;)
Se quedaron hablando hasta la 01:33 de la noche.
Amy ya estaba dormida. Había colgado el cuadro que le regaló David enfrente de su cama.
A la mañana siguiente cuando se despertó se quedó mirándolo durante unos minutos. Luego bajó y comenzó otro nuevo día en los que la rutina estaba finalizando.


-¡Amy!-gritó Laura nada más verla bajarse del coche de su madre. Estaba sola en la puerta esperándola. Quedaba un día para las vacaciones, estaba eufórica.
-¡Hola! ¿Qué te pasa?
-¡¡Estoy con Toni!!
-¿Sí? ¡Me alegro!
-¡Sí! Anoche hablamos y tal y me dijo todo lo que sentía y yo le dije todo lo que sentía y todo lo que sentíamos se unió y estamos juntos-Laura empieza a dar saltos mientras Amy se ríe y se dirige a su clase.
Cuando entró la clase ya había empezado, había llegado tarde. David le esperaba en el mismo sitio de siempre.
-Amy, me siento un poco extraño al haberte presionado un poco ayer.
-¡No! No me presionaste para nada. No te preocupes ¿vale?
Amy le dio un besó y el profesor de Lengua los miró.


-¡Amy! No solo llegas tarde que ahora te pones a hablar con David y después le da un beso en los labios. Discúlpenme señores pero creo que no sois las personas apropiadas para ejercer ese papel y mucho menos para exponer vuestro amor en medio de una clase de lengua castellana, interrumpiéndola y además provocando la distracción de los alumnos que me estaban atendiendo-los dos agacharon la cabeza-iros los dos a jefatura de estudios y le contáis al director que ahora no tiene clase lo que ha ocurrido-Amy y David están saliendo por la puerta-¡ah! Señorita, ya me ocupo yo de hablar con su madre. Cierre la puerta.
Amy cierra la puerta y los dos van a contarle al director lo que ha pasado.
A la hora de comer, Amy se fue con su madre, no sabía si estaba enfadada con ella por lo de esta mañana entonces prefirió no irse con su chico. Al llegar a casa Amy le preguntó a Bárbara.
-Siento lo ocurrido esta mañana mamá pero creo que el profesor se pasó mucho.
-Lo sé, no pasa nada, tampoco te voy a castigar por una estupidez como esa.
-Vale.
Amy puso la mesa y luego toda su familia comenzó a comer.
No salió en toda la tarde no se encontraba bien.


El viernes por la tarde sus padres y su hermana se marcharon. A Amy ya le habían entregado las notas y lo había aprobado todo. Amy se quedó sola en casa. Un poco más tarde llegó Laura con Aarón. Iban a ir de compras.
Después de pasar la tarde los tres juntos, Amy fue a ver a David que estaba solo en su casa.
-¿Ya has pensado lo que haremos mañana?
-¿Te apetece ir a mi casa y comer allí? Nadie nos molestará.
-Vale.
Amy se fue a casa de Laura, esa noche se quedaría allí a dormir.
Por la mañana Amy fue a buscar a David, después se fueron a su casa y pasaron la mañana viendo vídeos en el ordenador.
Después de comer subieron al piso de arriba. Allí había una cama, una mesilla de noche y un montón de cajas con libros que ya no usaban.
Se tumbaron en la cama.
Amy comenzó a besar a David.
Los rayos del sol entraban por una ventana que estaba al lado derecho de la habitación. Era una gran tarde de sábado.
David fue desabrochando lentamente la camiseta de Amy, por un momento ella se había olvidado de todo. Ya no tenía miedo a nada. Sus ojos brillaban como nunca. Se hizo un enorme silencio para ella. El ruido de la calle, de los coches, del silbido del policía que siempre estaba en el paso de peatones a la misma hora controlando el tráfico. El mundo enmudeció. Ahora mismo solo existía para ella una persona: David. Solo David y nadie más. Amy le fue desnudando. Y en un instante sintió ese dolor. Era como un dolor especial. Dolor de amor. David apretó fuertemente su mano.
-No tengas miedo-susurró. Todo era mágico para ella. Quizás no era consciente de que esa sensación no la volvería a repetir. En ese momento él estaba dentro de ella. Amy estaba temblando. Su cuerpo resbalaba con el de David. Era el mejor día de su vida.


Media hora más tarde sonó el timbre. Amy y David estaban en la cama, desnudos, abrazos.


-¡¿Quién es!?-preguntó Amy desde arriba.
-Soy Laura, ábreme.
-Sí, ya bajo un momento.
David y Amy se pusieron rápidamente la ropa y Amy bajó a abrir la puerta.
David bajó detrás de ella.
-¿Qué hace aquí?-pregunto Laura.
En ese momento David se acordó de la fiesta de Amy.
-Yo ya me iba. Luego nos vemos.
Se suponía que David se iría a las 4 a preparar todo para la fiesta de Amy que sería por la noche y Laura se tenía que ir a pasar la tarde con Amy para que no sospechara nada. Eran las 5 de la tarde. Ya llegaba una hora tarde.
-¿Qué hacía aquí?
-Nada, hemos estado comiendo aquí.
-Ya, solo comiendo.
-Sí, solo.
-Vale. Me he traído una peli.
Laura subió al cuarto de Amy y puso el DVD mientras Amy cogía unas bebidas y palomitas para verla.
Mientras los chicos preparaban la fiesta.
Aarón se encargaba de decorarlo todo. Tenía buen gusto.
Toni había salido a comprar las bebidas y David llamaba a los invitados que todavía no estaban seguros de su asistencia a la fiesta.
Cuando todo estaba preparado Aarón mando un sms a Laura. Eran las 23:00


“Véndale los ojos y tráela ya. Todos están aquí esperando. Un beso J ”


Laura cogió un pañuelo y le vendó los ojos a Amy. Ella no entendía nada.
Bajaron las escaleras y tomaron dirección a la fiesta. Sería una gran noche para completar ese gran día.


-¡Quítame esto Laura!
-¡No!
-¿Porqué?
-Por que te tenemos preparada una sorpresa muy sorprendente y si no te sorprendes no es sorpresa así que tienes que ir con los ojos vendados.
-¿Una sorpresa? 
-Si.
-No quiero-Amy intentó retroceder pero Laura se lo impidió y siguió caminando.
-No se trata de lo que tu quieras si no de lo que nosotros te queramos preparar. Te lo pasarás bien.
-Hoy he perdido la virginidad con David.
-¡Vas a ir si o si!-Laura se saltó ese pequeño detalle-¿¡Como!?
-Pues creo que no tengo que explicártelo-Amy se empezó a reír.
-Entonces por eso estaba en tu casa.
-Pues sí.
Estaban llegando al local. Laura abrió la puerta y le quitó el pañuelo a Amy.












viernes, 10 de junio de 2011

Capitulo 5

Cuando eran las 18:30 salieron de la casas de David y fueron al parque.
Al llegar todos les esperaban.
-¡Amy!-gritó Laura
-Dime.
-¡Ven!
-¿A dónde?
-Aquí
-¿Para?
-Hablar.
-¿De que?
-Pues de que te veo más feliz de lo normal. Que por primera en vez en mucho tiempo te veo sonreír naturalmente, con una sonrisa que nunca te había visto. ¡Quiero que me lo cuentes todo! ¿has oído? ¡Todo!
Amy se empieza a reír. Laura lleva mucha razón, ella no era realmente feliz, tenía que aguantar los comentarios de muchas personas y la presión podía con ella, pero en el momento que se encontraba ahora estaba llena de felicidad. Nada ni nadie podía borrarle la sonrisa o eso parecía. Cuando dejo de reírse Amy le contó como llevaba su relación con David y todo lo que habían hecho ese día.
-¡Es genial!-dice Laura contenta por la felicidad de su amiga.
Amy sonríe y mira a David que está divirtiéndose con Toni y Aarón.
-Amy, me alegro mucho. Por fin todo te sale bien, pero ¡yo quiero un David!
-Vale, otro porque ese de allí es mío.
-Jo-Amy se ríe y las dos vuelven a donde estaban los otros chicos.


Estuvieron en el parque hasta las once de la noche.
La noche era preciosa, perfecta para escaparse a la playa. Para estar a comienzos de Marzo, esa noche era una noche en la que hacía frío, no corría la brisa, podías pasear tranquilamente, tumbarte, observar la luna llena, nueva, menguante, creciente.. La noche perfecta para estar con la persona a la que quieres con todas tus fuerzas.
Amy no quería ir de regreso a su casa. Quería estar con él y con nadie más.
Un poco más tarde Amy fue a casa de Laura. Sus padres estaban ya dormidos, 01:02 de un domingo que para Amy empezaba con fuerzas. Llamó a su madre y le dijo que dormiría en casa de Laura y que regresaría mañana por la mañana temprano. 
-¡Te llevaré el desayuno!-dijo Amy para despedirse de su madre. Después salió de la casa de su amiga y volvió con David que le esperaba al otro lado de la calle con esa sonrisa que tanto le gustaba a ella.
-Quiero pasarme toda la noche contigo-dijo Amy
-¿Y no dormimos?
-¡No!
-Pues tengo sueño.
-No te voy a dejar dormir.
-Pues no dormiré.
-Vamos a la playa.
-¿Cómo?
-En tu moto
-¿Ahora?
-Sí, ahora, quiero estar contigo tumbada en la arena. Allí hay una casa abandonada que está abierta, podemos entrar y pasar a allí la noche si en la playa hace frío.
-¿Y si te pillan tus..?-a David no le dio tiempo de terminar la frase cuando Amy le interrumpió.
-¡Vámonos!
-Vale.
Cuando eran las 02:00 aproximadamente Amy y David ya estaban en la playa dando un pequeño paseo hasta la casa abandonada de allí cerca.
Amy estaba tan feliz que se olvidó de todo, de sus padres, de sus responsabilidades, tan solo le importaba ella, su felicidad y por su puesto David.
Cuando entraron en la casa se tumbaron en el suelo.
-¿Qué quieres que te compre para tu cumpleaños?
-Ya hemos tenido esta conversación, creo.
-Sí, pero no obtuve información de ella.
-¿Y crees que porque sea de noche, estemos los dos solos en una casa abandonada, lejos de la ciudad la vas a obtener?
-Puede.
-No-Amy se ríe.
-¡Venga! Dime algo que quieras.
-Un futuro contigo.
-Eso no lo puedo comprar.
-Prométemelo.
-Te lo prometo.
-Mírame a los ojos.
-¿Así?
-Sí, ahora prométemelo.
-Te prometo un futuro juntos.
-¿Cumplirás tu promesa?
-Prométemelo tu también.
-Te prometo un futuro conmigo.
-La cumpliré-David besó a Amy. Amy le abrazó.
-La noche es perfecta, estoy contigo, en la playa, en la casa donde cuando era pequeña me colaba para jugar con mis juguetes, con tus besos, tus abrazos.
-Nada lo va a cambiar.


Cuando observaron por la ventana que estaba amaneciendo los dos salieron corriendo a la playa.


-¡Una carrera hasta la moto!-gritó Amy y salió a correr.
-¡No vale, has hecho trampa, has salido antes!-David salió corriendo y cuando alcanzó a Amy la cogió y los dos cayeron al suelo.
-¿No te encantaría tener una playa para nosotros solos?
-Claro que si, pero es tan imposible como…
-¿Cómo?
-No se-susurró Amy
-¿Como que esto se acabe?
-Te quiero.
-Yo mucho más princesa.


Se levantaron y se montaron en la moto. Fueron a comprar unos dulces para la madre de Amy y más tarde regresaron a casa.
Cuando Amy llegó dejó los pasteles encima de la mesa de la cocina con una nota.


“Mamá, me he pasado toda la noche hablando con Laura, por lo tanto no he dormido. Me voy a la cama. Te dejó unos pasteles para el desayuno tal y como te dije.”


Bárbara llegó a la cocina acompañada por su marido, Álvaro, y leyeron la nota.


-Nuestra hija no a estado con Laura-dijo Bárbara.
-¿Entonces con quién estuvo?
-Con su novio, es un chico nuevo que llegó hace unos días, al parecer conectaron bastante bien desde el primer día.
-Entonces esta noche estuvo con él.
-Cuando se levante castígala Álvaro.
-No. ¿Por qué? 
-Por mentirme.
-¿Tu y yo no mentimos a nuestros padres?
-Era diferente.
-No cariño, era igual-Álvaro abraza a su mujer y se ponen a desayunar.


Amy se despertó a la hora de comer. Comió y se puso a estudiar para los exámenes finales.
Por la tarde estuvo con Laura, se estaba enamorando.
A Amy le costó adivinarlo, pero al final lo averiguó.
Era Toni.
-¡Toni!-dijo Amy asombrada.
-Sí Toni, tu sabes que desde que éramos pequeños nos conocemos y bueno pues es mucho tiempo juntos, y puede que me haya dado cuenta de que le quiero como algo más que un amigo. Anoche cuando todos os fuisteis él me mando un sms para quedar un rato y yo acepte claro-Laura suelta una carcajada-estuvimos hablando de todo en general, de tu relación con David, de la madurez, y bueno, me dijo que el quería encontrar a alguien que le hiciera feliz. Le pregunté quién la gustaba y me dijo que era alguien a quien yo conocía muy bien, al principio se me vino a la cabeza tu nombre, se lo pregunté y se rió, después pensé en mi misma y tuve la sensación de que se me activo algo en mi cuerpo, en mi metabolismo. Creo que me di cuenta de todo un poco. 
-Tenéis un cierto tonteo desde verano, y yo te lo he dicho muchas veces, que al final acabas pillándote por Toni y tú que no.
-Lo sé, pero es que no se. Quiero hablar con él, pero no se como.
-Te lo dije.
-Odio que me digas eso siempre que acabas llevando la razón.
-Lo siento, pero es que te lo dije.
-Hazme un favor.
-Dime.
-Habla con Toni por mí, pregúntale que siente por mí y si no soy yo esa chica pues intenta que te lo diga.
-No, no, no, no, no y no.
-Por favor, por favor, por favor.
-Bueno, no se, ya veremos.
-Vale luego  le mandas un mensaje y quedáis por ahí en un parque o algo.
-¡Laura no te vayas, que he dicho que no sé!
-¡Gracias! Hasta luego.
-De nada-dijo Amy susurrando.


Cuando Laura se fue, Amy quedó un poco confusa. Llamó a Toni y quedaron en media hora en el parque.


-¡Hola! ¿Qué querías?-dijo Toni
-Hablar contigo, siéntate.
-Dime.
-¿Te gusta Laura?
-Pues no se.
-Si o no.
-Si, pero solo somos amigos ella no quiere nada conmigo así que yo me mantengo al margen.
-¿Tu crees?
-Si, el otro día hable con ella y bueno no se, creo que le di entender que me gustabas tu pero no se si luego se dio cuenta. En fin.
-Vale, pues habla con ella porque ella dice que se está enamorando de ti.
Cuando Amy soltó por su boca estas palabras Toni se quedó atónito, impresionado, todo eso le parecía raro, increíblemente increíble.
-No me lo creo.
-Créetelo.
-Voy a buscarla-Toni salió corriendo en la dirección de la casa de Laura. Amy se quedó sentada en un banco durante unos minutos pensativa.


Llegó el 12 de marzo, era el cumpleaños de Amy.
Por la mañana se levantó y al bajar su madre le tenía preparado su desayuno preferido.
Después de desayunar Bárbara y Eva le dieron el regalo que le habían comprado de parte de ellas y de Álvaro que ya se había marchado a trabajar. Parecía bastante grande y era blandito.
Lo abrió. Era un enorme peluche que Amy le estaba pidiendo a su madre desde hace mucho tiempo.
-Pensé que te gustaría.
-¡Muchísimas gracias! ¡Me encanta!
Amy abrazó a su madre y a su hermana.
Cogió sus cosas y las tres se fueron hacia al colegio. Ya habían acabado los exámenes el viernes entregarían los boletines de notas y por fin David y Amy serían libres y pasarían todas las vacaciones juntos.
Cuando Amy se bajó del coche de su madre vio de lejos a sus amigos riéndose. David se dio cuenta de que venía y sonrió.
Al llegar sus amigos comenzaron a cantarle el famoso “Cumpleaños feliz” Amy odiaba que lo hicieran, le daba mucho corte que todo el mundo la mirara y después cuando iba por el pasillo se acercaran y le dijeran: He oído a tus amigos esta mañana. ¿Es tu cumpleaños verdad? ¡Felicidades! Y después le daban dos besos. Le felicitaba gente que durante los años anteriores pasaban de ella, la gente que siempre le había fallado se acercaba para felicitarla y a ella eso no le hacía mucha gracia ya que durante el resto del año, los mismos que la felicitaban se pasaban las horas criticando sus gustos, sus aficiones, sus amigos, su forma de vestir. Amy pensaba que todos ellos eran unos falsos. No les guardaba rencor, pero le molestaba ese gesto hacía ella aunque la gente quisiera ser amable podía haberlo sido cuando Amy lo necesitaba de verdad.