miércoles, 29 de junio de 2011

Capitulo 8

Más tarde los médicos dieron el diagnóstico de David.


-Hemos observado que tiene una pequeña fractura en la muñeca. Nada grave. No tiene traumatismos. Mañana le saldrán algunos hematomas que se le quitarán con el paso del tiempo. El brazo se lo vamos a escayolar ahora y tendrá que mantenerlo en reposo absoluto durante unas 3 o 4 semanas. Pasado ese tiempo deberán acercarse al hospital un día cualquiera a que le retiren la escayola. Si está perfectamente curado lo único que tendrá que realizar son movimientos que vayan refortaleciendo la muñeca. Si por algún casual se encontrará en proceso de curación se le vendaría. Respecto a las heridas ahora serán curadas por una enfermera. Pase a esta sala.


David entró en una sala blanca. 
-La típica sala donde había algún que otro armario lleno de vendas, apósitos y esas cosas que usan los médicos-pensó David.


En la sala no había nadie.
El ordenador estaba encendido y en él se veía su diagnóstico.
Un minuto más tarde llegó el doctor que le había informado anteriormente.
Se sentó enfrente del ordenador. No dijo nada.


-¡Claudia! Ven por favor, ya puede escayolarle el brazo a este chico.


-Claudia debe ser una enfermera-pensó David.


Entró una enfermera con el pelo canoso, baja, con algunas arrugas. Debería estar cerca de los 60 años. Parecía de mal humor.


-¿Qué te ocurrió?-preguntó Claudia.
-Me pegaron.
-Vale, pues pon el brazo encima de esa camilla que te lo voy a escayolar.
-¡Hasta luego chico! Mejórate-dijo el médico dándole un par de palmaditas en la espalda.
-¡Ay!-se quejó David. El doctor le había tocado en una de sus heridas y como era normal pues le dolió. Luego salió de la sala y se quedaron solos David y la enfermera.
Esta le vendó el brazo y le curó las heridas. David no dijo ni media palabra. Estaba un poco conmocionado.


-Si le hubieran hecho algo no me lo perdonaría en la vida-pensaba David. Estaba nervioso. Tenía miedo de que a su chica le ocurriera algo. Los tipos que le pegaron no se habían llevado lo que querían. El bolso lo dejaron tirado. Y a Amy no la tocaron. Podían volver a atacarla y ahora David no podía hacer nada.



Vuelta a casa.


Los padres de Amy llevaron a David y a su padre hasta su casa. Estaban cansados. Eran las 2 de la madrugada.


-¿Te duele?-preguntó Bárbara a David que estaba agotado.
-Un poco, pero no es nada. Lo han dicho los médicos. Se curará en poco tiempo.
Amy se había quedado dormida cuando David y su padre se bajaron del coche.
El volver a casa Álvaro cogió en brazos a su hija y la llevó a su cuarto. Eva, que se había quedado en su casa seguía dormida. No se había enterado de nada.
Al día siguiente David no fue al instituto. Sol. Calor. Agobio. Dolor. Cansancio.
No había dormido nada durante la noche. Las pastillas no le calmaban el dolor de la muñeca. Era imposible descansar.


Amy no quería ir a clase. 


-¡Voy a ir a casa de David!-le dijo a su madre enfadada.
-No. Si quieres puedes ir después de clase pero ahora no.
-Me da igual. Voy a ir. Fue por mi culpa. No es justo, ¿no crees?
-No, no es justo. Pero a él solo le han fracturado la muñeca. ¿A ti que te podrían haber echo? Mucho más hija, pero parece que no lo comprendes. Al coche. ¡Vamos!
-No.
-¡Si! Sabes que si no vas hoy a clase vas a estar castigada un tiempo y no vas a verle.
-A última hora no tengo clase. La de historia está de baja así que me voy a su casa.
-Vale.


Seguidamente Amy acompañada de Eva y Bárbara salió de su casa y se montó en el coche de su madre.


Un día tranquilo. Nada nuevo. El mismo rollo de siempre. Amy estaba preocupada. Tenía miedo de ir sola a casa de David. Las horas se hacían eternas. A Amy no le importaba en ese momento ningún tipo de teoría matemática ni el concepto de gravedad. 


David. No había nadie más.


Durante el recreo Amy no abrió la boca hasta los últimos 5 minutos.


-¿Qué te pasa?-preguntó Laura.
-Anoche, me atacaron…y David intentó defenderme y por mi culpa tiene una mano escayolada..-dijo Amy deprimida.


Aarón se acercó y le dio un abrazo.


-No pasa nada. Él se pondrá bien-dijo Carlos.


Suena el timbre. Quedan por delante 4 horas en las que Amy tendrá que luchar porque ninguna de sus horribles compañeras no le amargue la existencia.


Pasan 2 horas. Amy solo está pendiente del móvil. David lo tiene apagado. “¿Estará bien?” se pregunta.


Recreo de nuevo.


Silencio. 


Calor.


Más silencio.


Preocupación.


Alguien se pelea cerca de ellos. Amy ni se inmuta.


Solo queda una hora para poder verle.
Vuelta a clase. “Esta hora tiene demasiados minutos” piensa.


Vuelve a sonar el timbre. La pesadilla se acabó. ¿Se acabó?


Sale del instituto con miedo.


Comienza su camino. Cada dos pasos se daba la vuelta pero solo observó un pequeño perro abandonado que parecía seguirle. 


En el momento en el que divisó la casa de David a escasos metros echó a correr. 


-Por fin-susurro cuando su mano tocó la puerta marrón de la casa de su chico. Luego llamó al timbre. David abrió.


-¿Qué te pasa?-preguntó David preocupado.
-Nada.
-¿Te ha pasado algo? Pareces cansada.
-No, no me ha pasado nada. Tenía miedo de que me siguiera alguien o me pasara algo y cuando vi tu casa eché a correr hacia ella.
-Entra, ¿porqué no estás en clase?-preguntaba David mientras los dos se dirigían a la cocina.
-La profesora de historia está de baja y mi madre me ha dejado venir un rato contigo. ¿Cómo estás?
-Me duele un poco. Los antiinflamatorios no hacen nada. No vengas nunca más sola.


Durante unos minutos se produjo un silencio impenetrable. Amy bebía agua. David se sentaba en una silla y se dolía en silencio del brazo.


Amy intentó distraer un poco a David para que se quitara la culpa, pero era imposible. 


-David, no tienes porque estar así. No me pasó nada.
-¿Y sí te pasa?
-No me pasara-Amy lo abraza. En los ojos de David se podía ver la tristeza y la culpabilidad que el mismo se echaba.
Encendieron la tele.


Una hora más tarde aproximadamente sonó el claxon de un coche. 


-Es mi madre, me voy-Amy besó a David y salió de su casa. Afuera su madre la esperaba. Eva no estaba.


-¿Qué tal está David?
-Se le ve un poco triste. ¿Dónde está Eva?
-Se ha ido ha ido andando. Mañana tienes una cita con el médico que no se te olvide. Yo no puedo ir contigo, irá tu padre.
-Vale.


El resto del camino no se produjo ninguna conversación. El sonido que había era el de la radio, pero a ninguna de las dos le interesaba. Amy ni si quiera le prestaba atención. Bárbara estaba agotada y deseaba ir a casa.


Al llegar a casa Bárbara entró y vio que la mesa estaba puesta y la comida servida. Álvaro lo había preparado todo. Amy picoteó un poco y después se marchó a su cuarto. Mañana sería el cumpleaños de su madre y tendría que ir a comprarle un regalo. Llamó a Laura para que la acompañara.
-Laura, ¿esta tarde estás disponibles para mi?
-¡Claro que sí cariño! ¿Qué quieres que hagamos?
-Pues, verás mañana es el cumple de mi madre y me gustaría salir esta tarde a comprarle algo.
-Me parece bien. ¿A qué hora me paso por tu casa?
-Sobre las 6 ¿vale?
-Perfecto. ¡Oye! ¿Qué tal está David?
-Pues se le ve un poco deprimido, sé que es por mi culpa pero supongo que con el paso de los días podré irle animando.
-Se echa él las culpas de lo que pasó pero no las tiene.
-Sí, por eso me da rabia que esté así…
-¡Bueno no pasa nada! Esta tarde le compramos unos dulces se los llevamos y seguro que se anima un poco y en cuanto acabe los exámenes sale con nosotros, además tenemos que ir prontito a la playa que me quiero poner morenita ¡ya!
-Vale. ¿Qué le puedo comprar a mi madre?
-Pues no se la verdad. Cómprale algo de ropa.
-No tengo mucha pasta. 
-Habla con tu hermana.
-Un momento, no cuelgues-Amy se separa el teléfono de su oído-¡Eva! ¡Ven!
-¿Qué?-pregunta Eva
-¿Quieres comprarle el regalo de cumpleaños a mamá conmigo. Había pensando en comprarle algún vestido, o algunos zapatos o una pulsera. Algo no muy caro.
-¿Cuánto dinero tengo que poner?
-No sé, yo tengo 20€ pon tu otros 20 y vente conmigo y con Laura esta tarde a comprarlo.
-Vale, yo quería comprarle esos pendientes que lleva mirando desde hace tiempo, cuestan 35€ nos viene perfecto, además  he hablado con papá y dice que le va a comprar el colgante que va a juego.
-Genial. Está tarde a las 6 nos vamos.
Eva salió de la habitación de su hermana y Amy retomó su conversación con Laura.
-Ya sé lo que le vamos a comprar.
-Vale, está tarde me paso a buscarte. Un beso enorme. Hasta luego.
-Adiós.


Laura llegó y las tres chicas se marcharon a por el regalo de Bárbara. La tarde estaba tranquila. Laura y Amy hacían planes para las vacaciones, querían ir a la playa durante una semana, pero no tenían dinero suficiente como para alquilar un piso, así que planearon llevarse sacos de dormir y quedarse en una casa abandonada que hay a pocos metros de la playa.

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