domingo, 19 de junio de 2011

Capitulo 7

-¡Sorpresa!-gritaron todos los invitados a la fiesta.
Amy se quedó asombrada y se acercó a sus amigos para darles las gracias.
-No hacía falta-dice Amy.
-Si que la hacía-dice Aarón.
Para el gusto de Amy había demasiada gente, a alguna no la conocía porque eran invitados de alguno de sus amigos y de los que conocía no tenía la confianza que tenía con sus amigos.
-¿Qué te pasa?-preguntó David.
-Nada ¿Porqué?
-No se, te noto distante, rara, ¿no te gusta la fiesta?
-Sí, claro que me gusta es genial.
David abraza a Amy mientras hacia ellos se le dirige un conjunto de amigos de su instituto que hasta hace muy poco tiempo eran muy amigos suyos pero formaron una banda y se distanciaron un poco.
La felicitaron y le dieron dos besos.
Parecía que la gente estaba divirtiéndose.


Una semana más tarde Amy había comenzado otra vez con su odiosa rutina.
Habían sido las mejores vacaciones de su vida sin lugar a duda; una semana con su chico, sin sus padres. Una semana en la que cada uno de los latidos de su corazón le decían a David un te quiero. Una semana en la que todos y cada uno de los paseos que daba con él, eran únicos, inolvidables, memorables. 
Poco a poco pasaban los días y Amy tenía una sonrisa mucho más verdadera. Era feliz.
Le quería.
Sí.
Le quería, no había ninguna duda.
Una de las tardes en las que Amy no tenía que estudiar se fue a casa de su chico.
Antes de que anocheciera, el padre de David llegó a su casa. 
Amy decidió marcharse antes de que anocheciera para que David no le tuviera que acompañar, pero él no lo permitió, así que Amy se quedó en su casa hasta las 22:00.


-Me tengo que ir ya David-dijo Amy mientras David ayudaba a su padre con la cena.
-Vale, te acompaño.
-No es necesario. No me pasará nada. Voy yo sola.
-No quiero que vayas sola, no me gusta. Este barrio no es seguro y menos de noche.
-Tranquilo. Cuando llegue a mi casa te llamo. Hasta luego.
-Vale-dijo David inseguro. Tenía miedo. Un mal presentimiento.


Amy salió de la casa. La noche estaba bastante oscura. La luna no alumbraba aunque estuviera llena. Estaba nublado. Parecía que por la madrugada habría tormenta.
David tenía miedo de que se fuera sola y se quedó observando por la ventana.
No se veía prácticamente nada.
Las farolas de la calle no daban la suficientemente luz como para ver si alguien caminaba cerca de Amy, o si algún animal estaba por allí.
Estaba asustada.
Al salir de la calle en la que vivía su chico oyó un ruido. Parecía que se hubiera caído algo. 
Su mirada se giró pero no pudo ver nada.
La luz de las farolas era cada vez más débil.
-El ayuntamiento se gasta el dinero en luz seguro-pensó irónicamente.


A lo lejos se oían pisadas.
Alguien corría.
No era solo una persona.
Las pisadas cada vez estaban más cerca. Sonaban por todos lados.
Alguien le seguía.
Amy echó a correr. No tenía orientación. No sabía donde estaba.
Mientras corría su corazón se aceleraba. Tropezó varias veces, pero ninguna de ellas se cayó.
Divisó lo que parecía un callejón. Le parecía seguro.
No lo era.
Su respiración se oía metros atrás.
Pasado unos minutos se tranquilizó.


Al salir del callejón alguien le agarró por la espalda. Su respiración se volvió a acelerar. Noto el aliento de ese alguien.
Otra persona llegó y le amenazó con un cuchillo que ella no podía ver pero si notó el roce que tenía contra su cuello.
Había alguien más. Se reía.
El que la tenía sujeta le quitó el bolso. Le robó todo el dinero. Mientras el chico del cuchillo le desabrochaba el pantalón.
Amy no decía nada.
No era capaz. Su corazón latía muy rápido. Lo podían notar cualquiera de los violadores.
Segundos después alguien corría hacia el callejón.


-¿Otro?-pensó Amy aterrorizada.
-¡¿Qué coño hacéis!?-gritó. Parecía la voz de David. Era él-¡Dejadla!
El chico que le estaba desabrochando el pantalón se giró y le dio una patada en la barriga.
Todos se encararon con él. Amy estaba libre pero no podía moverse de allí sabiendo que David estaba sufriendo una paliza que le podría costar la vida.
El cuchillo estaba tirado en el suelo.


-¡Vete!-gritó David.


Amy cogió el cuchillo y tiró de uno de los violadores hacía ella.


-¡Soltadle o le clavo el cuchillo!-dijo Amy.
-Dejadle-dijo el chico que tenía sujeto Amy con cierto tono boliviano y asustado.
Los tres tipos salieron corriendo y dejaron a David dolorido en el suelo. 
No se podía mover.
La paliza había sido brutal.


Amy logró levantarle. Fueron a casa de Amy. Estaba más cerca de lo que parecía. Los padres de Amy llamaron a la policía.


-Buenas noches-dijo Álvaro.
-Buenas noches, ¿qué ocurre?-dijo un policía al otro lado del teléfono.
-Mire, mi hija venía de casa de su novio cuando una panda de violadores intentó violarla. Su chico que iba detrás de ella intentó defenderla pero ellos le pegaron una paliza. Quería denunciarlo.
-Vale. ¿Me puede dar la dirección?
-Si por supuesto-mientras Álvaro hablaba con el policía Amy y Bárbara le curaban las heridas a David que apenas podía moverse.


Llamaron al padre de David. Luego llegó la policía.


-Sabemos de las personas de las que se tratan. Es un grupo que normalmente actúa por el norte de la ciudad. Llevamos siguiéndole  el rastro desde hace tiempo pero siempre logran despistarnos. No son españoles.
-¡No! Tienen un acento boliviano-dijo Amy.
-Si sabemos que son sudamericanos. No pueden andar muy lejos. Gracias por su colaboración.
-Gracias a vosotros-dijo el padre de David que estaba tumbado en el sofá y no dijo nada.
Más tarde lo llevaron al hospital para comprobar que ninguna de sus heridas eran graves y que no tenía otro tipo de lesiones.


-Las heridas no son graves, en un par de días se encontrará perfectamente. Y creemos que puede sufrir un pequeño esguince en la muñeca izquierda. Le vamos a realizar ahora una serie de radiografía en ambas muñecas para comprobar el grado de gravedad de la lesión, y para confirmar que es un esguince o algo más grave porque ahora mismo no le puedo asegurar nada. Se le está hinchando demasiado. Después de hacerle las radiografías bajara aquí de nuevo y se le aplicará hielo en esa muñeca que no me da buena impresión.
Esperemos que no sea nada grave y que no tengamos que operar.


A David le hicieron las radiografías. Pasado unos minutos en los que los médicos estaban comprobando si las radiografías estaban correctamente realizadas David bajó e nuevo a la sala de espera. No mencionaba palabra. Amy intentó entablar conversación con él, pero le resultó prácticamente imposible.


-Gracias por defenderme-dijo Amy.
-¿Qué podría hacer?
-Pues no haberte metido, haberlos dejado que me hicieran lo que quisieran. Llegaría un punto en el que yo no me dejaría. Y…ahora estás lesionado por mi culpa-a Amy se le escapó una lágrima. Le quería demasiado como para hacerle daño, pero se lo hizo. Se auto culpaba de las lesiones de su chico.
-No iba a permitir que esos asquerosos te tocaran un pelo.
-Lo siento.
-No tienes que sentir nada-dijo David tristemente-debería haberte acompañado.
-¿Qué ganabas así?
-Seguridad. La culpa a sido mía. Si yo no te hubiéralo dejado irte sola nada de esto habría pasado.
-Ponte el hielo en el brazo, te vendrá bien-susurró Amy intentando cambiar de tema.
-No pasa nada de verdad. Me pondré bien.
-Te quiero-dijo Amy. David la besó.



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